Aquí estamos de nuevo tras un fin de semana intenso visitando Penghu, una isla al oeste de Taiwán. Hoy va a ser un post un poquito más largo porque os vamos a contar todo el viaje. Aunque hay que decir que el tiempo no nos acompañó en absoluto (lluvia, viento...) alquilamos un taxi y vimos bastantes cosas. Merece la pena así que ¡repetiremos el verano que viene seguro!
Nuestra primera parada fue en un pueblo (通梁古榕) con dos cositas muy interesantes, un árbol centenario que tenía un montón de troncos, ramas y raíces y cubría toda la plaza del pueblo, y una especialidad culinaria: helado de cactus. El helado estaba riquísimo.
Comimos en un restaurante típico de marisco y pescado de la zona con mesa giratoria, cangrejito, gambas, pescadito con salsa, pulpo... vamos que reponer fuerzas comiendo se nos da bien!!
Después paramos a los pies de un acantilado de rocas de basalto precioso, una pena que con la lluvia no pudiéramos pasear mucho por allí.
Y ya antes de volver al hotel a descansar fuimos a ver un acuario marino con tan buena suerte de que llegamos en el momento perfecto para ver a un buzo dar de comer a las rayas... impresionante.
De vuelta a Magong (馬公), la ciudad donde dormíamos, nos fuimos paseando por sus calles hasta llegar al puente del arcoiris, muy bonito por la noche.
Al día siguiente dimos un paseo por las murallas de Magong, los templo de la ciudad, y luego nos llevaron a la playa y a ver dos templo más, uno de ellos impresionante con la figura humana más grande de la isla, y creemos que la más grande que nunca hemos visto jejeje.
Elena y Jorge